El foco de los científicos se ha desplazado de los huesos a las moléculas, y concretamente al genoma. El ADN puede entenderse como un archivo biológico que guarda las instrucciones para construir y mantener nuestro cuerpo, pero también funciona como una biblioteca de “fósiles invisibles”. Cada mutación es un registro del pasado, una pista sobre cómo la selección natural moldeó el cerebro, el cuerpo y la conducta. Una de las herramientas más poderosas para descifrar esas huellas son los estudios de asociación del genoma completo, GWAS (Genome-Wi
|
etiquetas: evolución , tdah , cerebro , inteligencia , trastornos