Hace 2 años | Por x.y.z a eldiariomontanes.es
Publicado hace 2 años por x.y.z a eldiariomontanes.es

Cuando los vientos alisios lo permiten, los barcos echan el ancla sobre el volcán Tagoro para sacar de todo: cabrillas más al fondo, bocinegros, pejeperros o medregales cerca de un cráter que dejó de crecer a 89 metros de la superficie. Lo que hace diez años emitió un «veneno que lo mató todo» se ha consolidado como una fuente de vida para el ecosistema marino y quienes viven de él, como describe el presidente de la cofradía de pescadores de la isla de El Hierro, Fernando Gutiérrez.