Muchos altos ejecutivos simplemente no evaluaron los costes reales de la implementación de IA ni determinaron qué roles podían automatizarse de forma realista, ya que estos sistemas rara vez reemplazan puestos de trabajo completos. Implementar infraestructura de IA requiere capital considerable y los costes suelen superar las proyecciones iniciales, lo que obliga a reconsiderar el retorno real de la inversión en la retención de empleados cualificados. El 95% de las organizaciones aún no ha obtenido un rendimiento financiero mesurable de la IA.