https://laterceraley.blogspot.com/2023/07/el-tiempo-de-los-dos-soles-mas-alla-del.html
El término “masón” vendría a ser equivalente a “albañil”. Los constructores, si lo refinamos un poco, y a tenor de la mitología que todos conocemos: la escuadra, el ojo, el compás, es bastante consistente con esa idea de un “arquitecto”. Si uno se para a pensarlo guarda bastantes paralelismos con “opus dei” -la obra de dios- y seguramente pudiéramos encontrar alguno más.
Aunque lejos de ser lo mismo, al parecer se llevan a matar desde que quemaron al Gran Maestre Jacques deMolay en la hoguera. ¿O eso eran los templarios? ¿Y los Illuminati, los “iluminados de Baviera”, esos vienen después, no?
Lo cierto es que es un caos notable y sólo cabe identificar a los actores, como no, por sus actos.
Por sus frutos los conoceréis. Con el agravante que lo que vemos en realidad son sólo sombras desde una caverna. Aunque seguramente la reflexión de Platón se vertía sobre un contexto más amplio.
Los constructores. Vamos a dejar la imaginación volar y ya vendrá luego la realidad a cortarnos las alas. Así como algunos sostienen que Platón lo hizo con su descripción de la Atlántida, hasta el punto de inventar fechas, medidas. Curioso cuanto menos.
Lo que en la biblia se conoce como diluvio universal es otro no menos generoso derroche de imaginación que parece hallar ecos en casi todos los rincones del planeta. La imaginación es una herramienta fascinante. Enriquecedora y muy estimulante. Siempre que uno tenga el acierto de plantearse preguntas que puedan ser interesantes, como por ejemplo:
¿Que sucedería si una catástrofe de proporciones cósmicas pusiera el planeta a temblar? Si la magnitud del desastre erradicara a la práctica totalidad de la especie salvo algunos grupos aquí y allá, de decenas, tal vez cientos.
La pregunta interesante es, ¿cuánto del conocimiento presente estarían en condiciones de recuperar esas pobres gentes? Y de un conocimiento ya de por sí insuficiente si es que una ola los hubiera barrido de la faz de la tierra.
Pero hagamos el escenario un poco más interesante, un poco de modo análogo a los tiempos de Roma. Si hubiera un gran y sofisticado imperio con colonias de ultramar -del Mare Nostrum al menos- y más allá de sus fronteras hordas de bárbaros. O por lo menos gentes en un nivel significativamente inferior de desarrollo.
¿Estarían esos pocos supervivientes “patricios” en condiciones de reconstruir el viejo imperio?
¿Incluso en un escenario donde los supervivientes “plebeyos”, bárbaros, fuesen mucho mayores en número?
Sin duda el escenario final dependería en gran medida de la diferencia en el grado de desarrollo.
De modo similar al de los conquistadores en las Américas. Pero ¿qué hubiera sido de ellos si no hubieran tenido un imperio prestando apoyo al otro lado del Atlántico?
Hubiera sido un escenario mucho más igualado, mucho más tenso. Seguramente hubieran ocultado a los nativos los secretos de su tecnología, de su ventaja, su conocimiento. Incluso la memoria de su caída en desgracia. Hubieran sin duda maniobrado para estructurar la sociedad y ponerla a su servicio, a merced de sus conocimientos, poniendo mucho cuidado en ser identificados como más diferentes de la cuenta.
Hubieran utilizado su, en buena parte, perdido nivel superior de desarrollo para seducir a los pueblos mediante el comercio de ingenios. Pero, si realmente no los veían como iguales, el desarrollo que les habrían procurado hubiera sido siempre, parcial, sesgado e inconsistente.
Un tipo de conocimiento estéril que no puede crecer y reproducirse, si no más bien aplicar recetas sin las capacidad real de entender de manera profunda que papel cumplen los ingredientes.
Se hubieran organizado lejos de las miradas extrañas y con el tiempo tal vez hubieran logrado establecer contacto con otros supervivientes en otros lugares, creando sociedades y alianzas secretas desde las que regir el destino del resto de bárbaros.
Sucede que la carne es débil. Tal como lo es el hombre ante la tentación. Lujo, mujeres, manjares. La semilla pronto se esparce y hoy en día seguramente la parte que permanece pura, sea la menor del linaje atlante. La endogamia es una maldición cruel.
Unos opinarían que es imprescindible enriquecer el acervo genético, aún a costa de degenerarlo. Otros persistirían, ciencia mediante, en el intento de preservar una sangre tan diluida que sería apenas distinguible del resto.
Si la diferencia original fuera grande, hubieran reinado sobre el resto como dioses. Hasta que los cruces y la endogamia hubieran borrado todo rastro de la pretendida divinidad.
Quizás algunos hubieran perecido ante los bárbaros viendo frustradas sus intenciones. Un panorama tan dantesco como ver abocado al hombre de hoy de vuelta a la más primigenia jungla, de la noche a la mañana. Seríamos en muchos aspectos el más incompetente de los primates, sustraídos de nuestro entorno.
Empezar prácticamente desde cero, desde el poblado, teniendo que navegar los temperamentos de los cabecillas locales y sacar partido a la vez que sufrir la calamidad de su ignorancia.
Porque, según las leyendas, el diluvio fue universal, pero lo que se hundió bajo los mares fue un continente. ¿Mares helados, tal vez? Quién sabe. ¿Es el de Lemuria el mismo relato con los nombres cambiados o es otro idéntico? ¿Y Mu?
Los primeros tiempos debieron ser sin duda caóticos y desesperados. Poco a poco se habría ido ganando posición y concertando una línea de acción, tratando de borrar los errores del pasado. Manteniendo el conocimiento a buen recaudo y negándoselo al resto, aún a través del fuego que consumió la luz más alta de Alejandría, que nunca fue la de su faro.
Bajo el punto de vista de algunos, seguiría habiendo sin duda dos humanidades. Tal vez se tratara de recuperar el linaje del pueblo Tocario, aquellos que con ojos y piel clara habitaran la hoy inhóspita región de Asia que es el desierto del Takla Makán. Y el precio no importaría, al fin y al cabo, son sólo bárbaros tan negligibles como el valor de sus vidas.
Circunstancias así explicarían el advenimiento de Viracocha, ese “dios” barbudo y pelirrojo que recuerdan los pueblos antiguos americanos. Las tentaciones para los supervivientes, una vez deslumbrado a los indígenas con una breve parte de su conocimiento, hubieran sido monstruosas.
Hasta el punto de sumirse en la arrogancia de creer tal atribución divina.
Pero lo cierto es que, de lo dicho hasta aquí, nada aclara los hechos que desencadenaron tal circunstancia. Y seguramente ni los autoproclamados dioses lo saben. Porque si los hombres, en sus más elevadas aspiraciones, son sólo instrumentos de la voluntad de “dios”, ¿de qué voluntad son instrumentos los “dioses”?
Todos los ejércitos en la batalla han dispuesto alguna voluntad divina de su parte, imagino que sin excepción. Al final, engañar a un mentiroso, puede incluso encajar con ciertos parámetros éticos.
Se diría que los “dioses” han estado demasiado ocupados contemplando a sus inferiores, los placeres mundanos y sus propias debilidades antes que elevar la vista hacia arriba.
Y, aún haciéndolo, no parece que el firmamento les haya ofrecido las respuestas requeridas.
No fueron capaces de hacerlo ni siquiera en el esplendor de su civilización, igual que no sintieron las necesidad de extender su progreso mucho más allá de sus propias fronteras.
El karma también es un maldición cruel. Ya no porque hubiera ninguna divinidad omnipotente velando por una justicia en realidad nunca cumplida, si no por el simple hecho de que no se recoge más que lo que se siembra. Ésa es la ley.
Se puede decir que la existencia es tan injusta en términos individuales como justa en términos colectivos. No es aconsejable por lo tanto vivirla a través de la alucinación del yo.
Llegados a este punto, la duda es si en algún momento tendrán el valor de revelarse.
Es probable que intentos anteriores no hayan arrojado ningún buen fruto: turbas, antorchas, horcas, hogueras…
Y eso se puede achacar a las pobres mentes y espíritus de los gobernados o a los enfermizos abusos de los gobernantes. Manteniendo a sus súbditos en la inopia y en la indigencia. A pesar de las más que notables diferencias, enormes, si se quiere, todas se quedan en nada bajo los ojos del firmamento. Ante la insondable oscuridad del cosmos.
Todos somos tremendamente ignorantes, en diferentes medidas y lugares. Y eso tiene un posible remedio, salvo que se cometa el error de olvidarlo. Salvo que nos olvidemos de dudar.
El valor que nadie nos puede arrebatar es el de nuestro punto de vista. Esa pequeña parte del todo.
Una gran ola, dirían algunos. Una gran guerra, dirían otros. Un continente que se hunde en el mar.
Una lluvia de fuego y estrellas. Un día que amanece por el oeste. El final de una edad geológica.
El tiempo de los dos soles, relatos perdidos para la memoria colectiva. O tan sólo el tiempo de la cosecha.
Y aunque todos dijeran verdad, todos estarían, como yo, errando. Y aún estando todos errando, todos dirían verdad. Bastante revuelto baja el río de la vida como para enturbiarlo aún más con secretos y mentiras. Haría falta demasiada imaginación para ver a través de sus tortuosas aguas.
Comentarios
#7 Cuando uno halla el placer en la verdad debería desaparecer alguna disyuntiva.
En mi caso me precio de leer más bien poco y más bien lento, seguramente un poco al modo en que se debería leer a Pessoa y a otros, reflexionando.
Al final supongo que vamos recopilando conclusiones, aunque sean preliminares, y relacionándolas, con mayor o menor acierto.
Y mucho más allá del ámbito especulativo, creo que la ficción cumple un papel tan importante como el del humor, y semejante en parte:
Tal vez permita decir algunas grandes verdades que no puedan ser dichas en serio. También algo de eso sabe la poesía, cuando se vale de la la mentira para expresar verdades:
"El poeta es un fingidor, finge tan completamente que hasta finge que es dolor. El dolor que en verdad siente."
#8 Coincido en lo de la poesía:
ACEPTACIÓN Y GOCE DEL DUDAR
Inmerso en la duda,
La sistematización ayuda,
Pero me es necesaria la poesía,
Ventana a través de la que mis ojos miran.
En esencia, ella es filosofía.
Me encuentro pidiendo ayuda,
Renuncio al esfuerzo,
A la autoridad apelo,
Aunque a la interpretación vuelvo.
Orgulloso de ello,
Consciente del premio de poder escribir esto,
Del lento perfeccionamiento,
Del crecimiento limitado por el tiempo.
La verdad anhelo,
Imposible proyecto que cercenará la hoz del tiempo.
Inspirando y exhalando,
Esta interacción me mantiene atado al mundo que comparto con mis hermanos.
Distintos planos forman el cuadro,
Transitorio e idiosincrático,
Mas debe ser fidedigno el cuadro.
La naturaleza posee certezas.
Regularidades, bases para la creencia.
El orden posibilita la existencia,
El desorden la continuación de esta;
Dos caras de la misma moneda.
En eso consiste mi deceso.
La putrefacción, el relevo de la percepción,
Si hay algo más no lo sé yo,
No es verificable, no me entrego a tal sugestión.
Lo escatológico, mero engaño de la razón.
Aunque no niego su terapéutico efecto,
Es posible que el rezo sea placebo.
Es más, estoy seguro de esto,
Si os es útil no lo condeno.
Pero creo a su vez os hará padecer,
Ya que el apego a no dejar de ser lleva implícito un engaño que os hará perder:
Al no aceptar que la muerte vida es,
El sufrimiento no cesará si la extinción no llega a acontecer.
Pues toda evasión conlleva perpetuación a través del inmediato cese del dolor,
¿Como saberlo si es contrario a la intuición?
Nuevamente el conocimiento es bendición.
El creer en Dios os trae calma,
Pero os haréis adictos a su farmacia,
Necesitareis dosis más altas,
La fobia terminará por envenenar vuestra alma.
La plenitud o la felicidad, hipóstasis mistificadas, son la misma divinidad con otra máscara.
En cambio, la comprensión de la inevitabilidad del dolor mata la ilusión,
Nos sume en la desesperación,
Pero tras esta se halla la solución:
La ataraxia, el cese de la turbación,
La comprensión de su inherente transición.
A ella aspiro.
Un suspiro, más oxígeno para mi organismo,
Pero este a su vez puede hacerse adictivo,
Pero el tronco encefálico sabe mantenerme por si mismo.
De eso se trata, de la dosis de dolor necesaria,
De la satisfacción de las necesidades más básicas,
Entregarse a impersonales andanzas limpia el alma de creencias varias.
Doy las gracias,
En aladas palabras mágicas que me elevan y permiten contemplar las galaxias,
Comprendiendo mi insignificancia,
A la vez que otorgando relevancia a las cosas que no valoramos por ignorancia.
El horizonte es frontera,
Los límites de nuestra mirada nos atan:
Por ello hay que dejar siempre una puerta abierta a nuevas evidencias y enseñanzas.
#3 Es un poco el problema del cisne negro, como individuos tenemos acceso a un lapso tan limitado que percibimos como estáticos fenómenos en realidad dinámicos. Y nos impide dar crédito a hechos infrecuentes por carecer de una visión amplia.
Si he dado la impresión de ese "control fino" la verdad es que ni era mi intención ni es del modo en que lo pienso, ni siquiera como lo imagino. Puede que sea resultado de una exposición a grandes rasgos por carecer del tiempo y los detalles.
Antes lo veo como un caos con más partes implicadas de las que conocemos y resultados más bien inciertos.
Pero creo que estamos en el terreno de la certeza si hablamos de cierta influencia y manipulación.
Sobre los últimos artículos, aunque sin duda hay una relación, separaría claramente los comentarios acerca de la cultura megalítica global, que son de una mirada más objetiva, de otros con diverso grado de especulación, más fundada o más novelada, que suele ser referido en el propio texto.
#4 Era por chincharte un poco "nomás", que dicen los latinos. Valoro mucho tu apertura mental si te soy sincero, creo que es necesaria esa visión abierta y amplia. Es más, soy partidario acérrimo de esa visión aunque nos lleve a errores fruto de tratar de ir más allá de la explicación "mainstream". Nada se descubre sin un poco de especulación, racioempirismo creo que le llaman los filósofos de la ciencia.
Justo hoy hablaba con mi hermano acerca de las conspiraciones que resultaron ciertas: JFK; el fumar en las mujeres y Bernays, sobrino de Freud; el imperalismo americano; el poder de ciertas clases económicas, etc... Por no hablar de todo lo que aprendí a raíz de la COVID sobre desinformación, ignorancia y compañía....
Al respecto de la manipulación, creo que podemos distinguir un tipo de manipulación que consiste en interpretar los hechos en base a la teoría dominante o hegemónica, tal y como pasó con el darwinismo social o las explicaciones idealistas y subjetivistas dominantes hoy en muchos ámbitos. De otra manipulación más estructurada y dirigida tiendo a desconfiar.
Por cierto, ya que dialogamos, ¿recomiendas algún mecanismo de cara a esa endogamia que nos lleva a pensar en base a lo establecido? Yo tengo varias, pero por ampliar la caja de herramientas...
PD: Una pregunta me surge, sin ánimo de ofender: ¿hemos hablado ya, tú y yo, de otros temas en otras latitudes?
#5 "creo que podemos distinguir un tipo de manipulación que consiste en interpretar los hechos en base a la teoría dominante o hegemónica"
Eso se hace evidente en un ámbito como la economía en que una serie de lobbistas que maman de diferentes think tanks se dedican a deformar y tergiversar la realidad de maneras que a veces son asombrosamente burdas. Y viene directo de las universidades.
Si te tomas el tiempo para analizarlo el modus operandi es tan sumamente burdo que parece casi un insulto.
"¿recomiendas algún mecanismo de cara a esa endogamia que nos lleva a pensar en base a lo establecido?"
Ésa es una muy buena pregunta que se apuntó en un artículo bastante antiguo:
Sobre la lectura
Pero te lo resumo: más importante aún que leer es pensar sobre lo que se lee. O cualquier forma de obtener información. Contrastar entre fuentes, saber quién dice qué y por qué, y contrastar las fuentes con la realidad. Y reflexionar sin censuras internas o externas. El camino del librepensador
"¿hemos hablado ya, tú y yo, de otros temas en otras latitudes?"
Si lo dices por el nick la verdad es que tiene unos cuantos lustros y algunos tiros pegados aquí y allá pero sin más pistas no te sé decir.
#6 Buen artículo, me reí con lo de la Biblia.
Yo le añadiría un enfoque psicológico (conductista, of course). La duda o la reflexión, cómo mentas, son aversivas y conllevan un esfuerzo. Por ello, toda lectura que reduzca ese estado aversivo tenderá a repetirse en un futuro, o la supresión directa de la lectura. Con relación a esto último, al no leer, considero fundamental la divulgación básica. Sin ella, estamos perdidos. Aunque sea una simplificación y contenga errores, puede ser la puerta de entrada al "principio de sabiduría" para muchos. Por eso, estos espacios y personas con quienes dialogar son tan importantes; en su ausencia, toca recurrir a la escritura propia, la cual es divertida para mí. Yo trato de resumir algunos libros de forma fidedigna interpretándolos en base a otras lecturas y estableciendo relaciones entre conceptos diversos, y también tratar algún tema mentado en el libro que me llama la atención (a veces un par de párrafos) de forma mucho más creativa, con muchas más relaciones no contenidas en el contenido mismo.
Yo trato siempre de reforzar mediante sugestión la lectura atenta y crítica. He conseguido desligarme bastante del resultado y centrarme en la acción. Me refuerzo el esfuerzo (curiosa rima), el trabajo bien hecho más allá de las conclusiones a las qué llegue. Cuando leo sin atención algo que valga la pena, me paro y lo hago con atención o, si no me veo capaz, lo aparco para otro momento. También trato de pensar y comprender las cosas desligándome de la identificación emocional con lo que digo. Creo que es capital separar las opiniones y conclusiones del efecto que nos producen. Estoy en esas, en tratar de contracondicionar la vanidad (cómo puedes ver, la primera persona del singular está muy presente en este comentario ) y aceptar las incongruencias y errores de las conclusiones previas. En no pensar por el placer de lo pensado, sino por la verdad de lo pensado.
En fin, un juego cómo cualquier otro el aprender. Pero un juego capital.
PD: Con lo del Nick me refería a tu síndrome de Pessoa; a la heteronimia, no al desasosiego
Una vez leí en un libro sobre historia del clima que antes del Holoceno, el estrecho que conectaba al Mar Negro con el Mediterráneo estaba cerrado, se abrió en algún momento del Holoceno dando lugar a bestiales cascadas por las diferencias de nivel del terreno fruto de años de aislamiento.
#1 Buen dato, algunas ideas tal vez interesantes:
Estaba echando un ojo y por lo que interpretan hasta el Mar Caspio es un resto de lo que fue Paratetis (el mediterráneo del Oligoceno mucho más alto, hace unos 33 millones de años) pero desde la última edad de hielo se entiende que el nivel ha tenido que subir. Y de hecho hay cosas muy interesantes en arqueología subacuática.
Si bajas el nivel de las aguas unos 50 m si quedarían desconectados y está dentro de la magnitud observada, adjunto una captura de este paper muy aclaratoria, consistente con diferencias de esa magnitud y estaríamos en casi en el pico de altura:
https://www.divulgameteo.es/fotos/lecturas/Cambios-nivel-mar.pdf
Y un videito de hace un tiempo que da una idea de la dinámica, cada vez que sube el hielo el nivel del mar baja y viceversa:
El final de la edad de hielo, que da inicio al Holoceno, así como los mitos de la Atlántida y el diluvio podrían encajar en una ventana de tiempo determinada.
Sobre la zona que comentas, ambos estrechos de la Mar Mármara, parecen casi puentes de agua, con cuellos de botella que en Estambul llega a tan poco como 800 metros, en los Dardánelos 1500. Con una media de digamos 5 km o menos. Mucho más estrechos que algunas parte del Amazonas.
Por otro lado gran parte del agua del Mediterráneo proviene del Atlántico a través de Gibraltar a través de una manga de escasos 15 km. De hecho el nivel hasta el Mar Negro debería poder controlarse desde ahí.
#2 Luego le pego un ojo al artículo.
También salía en el libro ("Historía del clima de la Tierra", de Anton Uriarte) que el mar de Tetis no siempre había estado conectado por el estrecho de Gibraltar, que antes había dos entradas con el Atlántico. Ese libro me flipó, me hizo tocar de pies a tierra con el alarmismo climático y puso de manifiesto para mí la vasta ignorancia en cuestiones complejas que se retroalimentan como es el clima. Si ya somos miopes en cuestiones que pasaron anteayer, cuanta miopía no habrá en lo que paso el día anterior y en estas escalas temporales.
Por cierto, no crees que nuestra supina ignorancia del funcionamiento de las cosas imposibilita la tesis de una organización y control tan fina como la que expones en estos artículos sobre civilizaciones antiguas?