Durante mucho tiempo el ser humano ha mirado al cielo preguntándose si está solo en el universo. Y en ese tiempo, el conocimiento de la realidad que lo envuelve se ha ido incrementando.
Como es propio de exploradores, las fronteras del mundo conocido se han ido empujando más y más allá. El resultado es que la enormidad, la bastedad y la magnificencia del cosmos, del universo conocido, ha superado con mucho la comprensión del cada vez más pequeño ser humano.
La creación llega más allá de donde se pierde la vista, donde las magnitudes escapan de la capacidad de razonamiento. Y el ser humano, todavía, a pesar de todo, sigue mirando al cielo haciéndose esa misma vieja pregunta: realmente, ¿estamos solos en el universo? Desde su aún limitada comprensión busca en los cielos señales de radio que tardarían miles de siglos y cientos de milenios en aproximarse a unos confines, cuando mucho antes de alcanzarlos habrían olvidado el mensaje que portan. Buscan vestigios de una vida que no comprenden donde sus limitados medios alcanzan y sólo hallan el silencio por respuesta.
Y entonces razonan: sí, estamos solos. Probablemente estamos solos. Hasta la fecha estamos solos y no hay pruebas de lo contrario.
Su pensamiento, completamente incapaz de asimilar la magnitud de la creación, agarrado a la evidencia del método científico como a un clavo ardiendo y sin ser capaz de dar un solo paso más allá de su asidero empírico, rechaza la más fundamental lógica.
Y es que, con el moderado nivel de conocimiento actual, habiendo ya dividido la realidad en ciencias, habiendo dividido ya el átomo indivisible y habiéndose multiplicado por el mundo, el modesto razonamiento del ser humano debería empezar a formularse otras preguntas.
La existencia es un examen al revés, las respuestas están siempre ante los ojos, la incógnita a hallar por lo tanto son las preguntas correctas.
Vivimos en una experiencia compleja donde el razonamiento no obedece exclusivamente a razones técnicas y donde unas razones se involucran con otras, las contaminan, las distorsionan, las invalidan. Sucede que, a veces, las preguntas correctas no son las que nos gusta hacernos.
Tomando simplemente el tamaño del universo observable, el espacio entre los confines que abarcan nuestros medios técnicos, la lógica más elemental señala que el hecho de ser la única expresión de vida dentro de tal inmensidad está cercano a lo imposible. Los escalones que la ciencia ha labrado se pierden ya entre las nubes del cielo y necesita de ellos para avanzar. Pero la inteligencia se sostiene en peldaños más ligeros y es capaz de dar algunos pasos más allá, sobre las mismas nubes, buscando el próximo escalón, señalando la siguiente pregunta.
Se afirma que estamos solos en el universo, y bajo cierto punto de vista podríamos asumir que es cierto. Podemos tomarlo como conclusión y la conclusión como punto de partida, luego, la pregunta es: ¿por qué estamos solos en el universo? Dejemos un momento de silencio para que actúe el razonamiento. De nuevo: ¿por qué estamos solos en el universo? Las respuestas, como decía antes, están siempre ante nuestros ojos.
Miremos pues qué es lo que somos, quiénes somos, cómo somos. Para vislumbrar los hechos objetivos es básico impedir que unas razones contaminen a otras y tener la capacidad de aceptar verdades incómodas. Lo triste es que el problema no es que no tengamos la capacidad para encontrar las preguntas correctas, es que nos engañamos para no hallarlas porque las que la lógica nos señala simplemente no nos gustan.
Una vez visto el mundo, analizado fría y desapasionadamente, la pregunta cambia. Teniendo eso en cuenta, tal vez sea más razonable preguntarse: ¿cómo no vamos a estar solos en el universo? Y es que no nos engañemos, cualquiera que pudiera tener los conocimientos para llegar hasta aquí tendría sabiduría de sobras para no querer venir a un lugar donde tantos se arrepienten de haber nacido y aún rige la ley caníbal.
Pero lo importante no son las respuestas, las respuestas están ahí, a la vista de todo el que las sepa reconocer, lo importante son las preguntas. ¿Cuál es esa pregunta tan importante y tan equivocada que hay que responder? ¿si estamos solos en el universo? Pues en cierto modo sí. De momento sí. Porque siendo como somos, ¿cómo no íbamos a estar solos?
Comentarios
#4 Me doy por aludido porque me considero científico (por formación, aunque no me dedique a ello). Pero volviendo a lo que dices en #2:
desde el punto de vista estrictamente científico afirmar la existencia de algo sin pruebas es bastante delicado.
Es que en realidad la ecuación de Drake no afirma la existencia de algo, solamente afirma la probabilidad. La existencia se deriva de forma natural calculando el producto de esa probabilidad por el número de estrellas de la galaxia. ¿Crees que eso es hacer trampa? A mí me parece que está dentro de la lógica más elemental, como tú sueles decir.
#5 Si estoy bien de acuerdo contigo, pero la impresión que tengo es que sigue habiendo una vieja escuela dura que aunque poco a poco va abriendo la mano por el relevo generacional es bastante reacia incluso a abordar el tema. Porque es en realidad un enorme problema.
Fermi tiró la primera piedra "aquí pasa algo raro" y en realidad aún en esas estamos, sin saber realmente qué.
Sobre probabilidades, seguramente sabrás mejor que yo que en física de partículas a partir de una cierta probabilidad estadística (sigma) se están dando por válidos descubrimientos. El problema con Drake es que es una probabilidad de una probabilidad de una probabilidad... y además en una de las variables tenemos un solo ejemplo práctico, no digo que sea hacer trampa pero sigue sin ser exactamente lo mismo que tener la evidencia.
Y cuando el análisis estadístico apunta claramente en una dirección que la experiencia no puede corroborar se genera una tensión, de ahí la paradoja.
(Como cuando al político aquel le tocó tres veces la lotería en tres años, "aquí pasa algo raro").
Y ahí sigue la humanidad exactamente igual que siempre, lo de Drake está muy bien pero al final es la versión moderna de algo tan simple como contemplar el cielo nocturno.
Y una paradoja, en general, suele ser el resultado de una pregunta mal planteada, por ahí es donde intenta apuntar el artículo.
(Todos sabemos que a aquel señor no le tocaba cada año la lotería, lo que estaba pasando era otra cosa).
#6 Entonces, de los montones de soluciones que veo aquí para la paradoja:
https://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Fermi#Soluciones_a_la_paradoja
#7 La tierra especial tiene un cierto aroma del viejo antropocentrismo que tan malos resultados ha dado en el pasado.
La de los recursos apunta en la dirección del gran filtro y aún teniendo mucho sentido es común interpretar los grandes problemas en clave de las tecnologías y preocupaciones contemporáneas, es otro sesgo típico.
Pero lo cierto es que la información de la que disponemos no da para mucho más que especular.
Como divertida está la idea de que "alguien tiene que ser el primero", con todo lo que ello implicaría
Hawking en sus últimos años apuntó en declaraciones algo más en la línea del bosque oscuro que manejan por lo que tengo entendido en "el problema de los tres cuerpos".
A veces la mejor manera de explicar algo es con una comparación, hay una pequeña isla en India, es un caso curioso que ya hace unos años tomé para un relato y vendría a plasmar la hipótesis del zoologico:
El centinela del norte
Se afirma que estamos solos en el universo
Falso. Hoy en día se cree que no lo estamos, basándose en la Ecuación de Drake:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ecuaci%C3%B3n_de_Drake
que si bien no tiene valores bien definidos para todos sus parámetros, es un punto de partida para discutir desde el punto de vista científico. Pero esto ya lo popularizó Carl Sagan hace mucho y es de conocimiento general.
En definitiva, todo el artículo parece un hombre de paja contra la ciencia.
#1 Conozco la ecuación de Drake y desde el punto de vista estrictamente cientíco afirmar la existencia de algo sin pruebas es bastante delicado. De hecho desde ciertos sectores se considera pseudociencia y precisamente a esos puntos de vista se dirige el artículo.
Aún con todo, la paradoja de Fermi continúa sin una solución satisfactoria, ya hace un tiempo reflexionaba sobre el tema en términos similares:
Aquí sí que hay un crítica espero que a la ciencia y no a un espantapájaros:
El punto ciego
#2 Aquí sí que hay un crítica espero que a la ciencia y no a un espantapájaros
Pues a ver:
La ciencia es la religión de nuestros días. No nos exige fe pero nos presenta un método que algunos parecen considerar infalible para aproximarnos al conocimiento.
Creo que está un poco feo eso de soltar una frase derogatoria con sujeto indefinido ("algunos") sin decir quiénes son. Es como tirar la piedra y esconder la mano.
Es lo mismo que haces con el "se afirma" del presente artículo.
Lo siento, pero sí me parece un hombre de paja.
#3 Es curioso que vuelvas a darte por aludido en algo que en principio y por lo que dices no te atañe.
A ti te parece feo mi proceder, a otros puede parecernos feo utilizar nombres propios, cuestión de gustos.
De esta manera y en principio deberían darse por aludidos sólo los que encajen en tal descripción, pero por lo menos contigo no parece que funcione.
Y normal que lo consideres un hombre de paja si intentas verte en una descripción que no te corresponde, pero no creo que tenga tan mala puntería, más bien es que apunto a otra parte.