Hoy en día no parece nada fácil comer de manera saludable sin correr el riesgo de que te falte algún nutriente o asegurándote de cubrir todas las necesidades de tu organismo. Y repito, no parece fácil ya que el mensaje que la mayoría de veces nos llega de la industria da lugar a muchas confusiones e incluso a tener miedo de no estar haciéndolo de forma adecuada.
A ver, en primer lugar debes tener claro que la información que te pueda llegar a través de los anuncios o slogans publicitarios siempre va a responder a intereses totalmente ajenos a tu bienestar. Es muy importante que tengas en cuenta que tu salud es cosa tuya. No es responsabilidad de una tercera persona, de un producto y mucho menos de una empresa que tiene como principal objetivo lucrarse a costa de tu bolsillo.
1.- Compra alimento real
Pero… ¿Qué es alimento real? Pues el que se encuentra en su estado original, ni más ni menos. Por ejemplo, no es lo mismo comprar un par de aguacates, un limón, ajo, aceite y cilantro que un guacamole ya hecho, a menudo con aditivos como conservantes y saborizantes que además, se vende en un envase de plástico. No, no es lo mismo ya que ese producto ha estado procesado, tratado (o maltratado a veces), envasado,… y no tenemos ni idea del aspecto de los ingredientes que se han utilizado. Y para colmo hay algunas empresas que te adjuntan en el mismo envase lo que se supone que sí o sí debe acompañarlo, como son unos chips de maíz, de nuevo con ingredientes que no podemos valorar. La carga nutricional de un alimento completo, entero, natural y en su estado original siempre será infinitamente superior que cualquier procesado, por natural que lo pinten.