El 18 de noviembre la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China ha presentado un informe anual al Congreso estadounidense en el que analiza el enfrentamiento estratégico entre las dos potencias.
El voluminoso documento antichino aborda los aspectos de las relaciones bilaterales y hace hincapié en la estabilidad regional (incluso la cuestión de Taiwán), prácticas comerciales injustas de Pekín, competencia en el sector tecnológico, desarrollo del arsenal nuclear chino. Según el informe, la creciente influencia de China en el mundo representa una amenaza directa para los intereses de EE.UU.
En el plano económico, se propone limitar los flujos de EE.UU. hacia el mercado de capitales chino, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional. Los expertos dicen que ha llegado el momento de reconsiderar la política comercial y mirar hacia otros países de Asia-Pacífico. Creen que las inversiones de EE.UU. no deben servir como un vehículo para financiar el complejo militar-industrial de China. También se destaca que los empresarios estadounidenses se han visto afectados en gran medida por las medidas restrictivas adoptadas por Pekín contra el sector privado.
En este sentido, se propone introducir restricciones para la compra de acciones chinas en la bolsa americana y obligar a los reguladores a informar con antelación a los inversores de que la cooperación con determinadas organizaciones chinas supone un alto riesgo.
Se sugiere que el Congreso cree un órgano especializado encargado de examinar y bloquear los flujos de inversión a China. El documento solicita al Departamento del Tesoro de EE.UU. que presente informes anuales sobre el volumen de inversión estadounidense a China, prestando atención especial a las empresas de la lista negra. Además, dado que los chinos crean empresas extraterritoriales para eludir las restricciones estadounidenses, se propone endurecer significativamente las sanciones.
La Comisión aconseja establecer un grupo interinstitucional encabezado por el jefe del Pentágono y encargado de analizar las tecnologías avanzadas y estudiar medidas para prevenir su uso en intereses de Pekín. Esto va a ayudar a que el Departamento de Comercio imponga nuevas restricciones a las exportaciones.
En cuanto a la cuestión de Taiwán, como afirman los expertos, el Ejército Popular de Liberación de China dispone de capacidad de atacar a Taiwán, lo que requiere redoblar esfuerzos para fortalecer defensa de la isla con el apoyo de EE.UU ante la amenaza china.
El informe incluye la iniciativa de legisladores republicanos, según la cual el Congreso debe ratificar el apoyo a Taiwán en la adquisición de ciertas categorías de mercancías estadounidenses y destinar recursos adicionales al suministro de sistemas de misiles a la isla. Los expertos han alentado a la Casa Blanca a aclarar "la incertidumbre" en relación con Taipei para demostrar a Pekín que Washington adoptará todas las acciones posibles, si es necesario.
El documento señala las "pretensiones" de liderazgo global de China y sus aspiraciones de demostrar la superioridad del sistema unipartidista chino. Al mismo tiempo, destaca ciertos problemas estructurales de la economía china: la creciente deuda pública, el desequilibrio en el desarrollo industrial, la alta desigualdad social, el factor demográfico (el descenso de la fecundidad y el envejecimiento de la población), el deterioro del medio ambiente, la dependencia tecnológica del exterior.
En general, el informe, que ofrece una gran variedad de instrumentos para hacer frente a China, refleja las actitudes sinófobas profundamente arraigadas en la sociedad estadounidense. Hay que mencionar que el documento fue publicado poco después de que se celebraran negociaciones entre EE.UU. y China, lo que demuestra la intención de Washingon de seguir luchando, inventando nuevos mecanismos para contrarrestar la creciente influencia económica de Pekín.