¡Madrid! No es la ciudad que nunca duerme, pero algo de insomnio sí que le podemos atribuir. Ya son varios los viajes y escapadas que me he procurado a la gran capital y en todos ellos el 80% del viaje, como no podía ser de otra manera, gira en torno a la comida y la gastronomía. La ciudad no solo es rica en arte, monumentos, moda y famosos, si no que ofrece una gama amplia de restaurantes, bares, mercados y ferias gastronómicas.
Hoy voy a mostraros mi visión del centro y donde poder disfrutar, disponible para todos los tipos de bolsillo.
Te levantas pronto y tal cual sales de tu hotel te diriges a Sol (¿hay algo más céntrico?) vas en busca de un buen desayuno que nos cargue las pilas y nos haga sentir que ya no estamos en casa, estamos en Madrid. Entre los millones de cabezas que van de un lado al otro de la plaza inundándolo todo, se pueden descubrir varias churrerías. Porque en mi opinión no hay nada más típico que un café con churros o unas porras, a no ser que tengas la suerte de pillar las fiestas de su patrón San Isidro y entonces lo obligado son las rosquillas.
Ya con el nivel de azúcar y cafeína regulado echamos a andar hacia el parque del retiro, porque sí, porque hace buen día y estas de vacaciones, y es la mejor manera de respirar tranquilidad sin salir de la urbe. Barqueros, músicos callejeros, deportistas y alguna que otra pitonisa timadora son la población habitual de esta zona verde. Son las 12 y este momento de relax no sería lo mismo sin una caña fresca y pincho de tortilla, pero solo para equilibrar el dulce del desayuno. Aquí tenemos dos opciones para nuestra economía, alejarnos un poco y tomarlo en los alrededores del parque, que sitios para elegir no nos faltan o disfrutarlo en todo el centro a la sombra de los árboles y con los pajaritos. Claramente la segunda opción es la más llamativa pero también la menos recomendable si nuestro presupuesto es limitado, porque aquí vamos a 3,50€ la caña pequeña. Aunque… ¡un día es un día!
A la hora de comer volvemos al centro, y entre Callao y Gran Vía tenemos opciones para elegir, tanto si buscas lo tradicional como si te atreves con sabores más actuales. Cada 200m tienes asegurado un restaurante de menú del día y mantel de papel, en el que por 10€ te comes un cocido madrileño en 3 vuelcos que te quita todo el frío y hasta te da fiebre, eso sí, ya te vas comido hasta el día siguiente. Si te apetece algo menos autóctono pero más divertido, te ofrezco uno de los primeros descubrimientos que hice en la ciudad, Las Áreas Gourmet Experience de los Corte Inglés. Para un servidor, que lo más gourmet que conocía del corte ingles de Palma era un pasillo con dos estanterías al que tienen la poca vergüenza de llamar Club Gourmet, esto era toda una “Foodie revelación”. Tanto en el edificio de Callao como en el de Serrano, si subes hasta la última planta encuentras varias opciones para comer a precio medio. Sushi, hamburguesas de foie y trufa, pizzas con productos de primera calidad, parrilladas, la heladería Rocambolesc de Jordi Roca, el Street Xo de David Muñoz o el Mexicano Cascabel de Roberto Ruíz. Además de una fantástica terraza con vistas de foto y una tienda enorme que es como una juguetería para los fanáticos de la comida.
Si ninguna de estas dos opciones te convence para comer, no olvides que los clásicos fastfood invaden la Gran Vía para satisfacer tu hambre de manera rápida y barata, y así poder seguir pateando toda la tarde.
Cuando hayas visto la Puerta de Alcalá, los leones del congreso y saludado a Neptuno, puedes dedicar el final de la tarde a visitar mercados y merendar de tapeo en ellos. Mis dos recomendaciones y que nunca dejo de visitar, son el Mercado San Antón y el Mercado San Miguel. El primero situado en el barrio de Chueca nos muestra 3 pisos de opciones varias, nada más entrar encontramos los puestos para poder abastecernos de producto fresco de la huerta, carnes, pescados, un sinfín de especias, pastas frescas artesanas, productos veggies y una pastelería con un mostrador fácilmente confundible con el de una joyería. Si subes por las escaleras mecánicas descubres Canarias, argentina, Japón, Italia… todo con forma de tapas acompañadas de buenos vinos y cervezas que podrás comer en las mesas centrales comunitarias, por un razonable precio medio de 15€, con el que te vas saciado y encantado. Un piso por encima encontramos una terraza amplia, con vistas y zona chillout en la que corres el peligro de perder toda la noche, y junto a ella una sala de exposiciones que nos recuerda que el arte y la gastronomía habitualmente van de la mano.
Por otra parte, tenemos el Mercado de San Miguel junto a la Plaza Mayor, mítico edificio con estructura de hierro que tiene su origen a principios del S.XX. Este lugar es una montaña rusa desde que entras, no sabes dónde mirar, puestos por todas partes y de todos los tamaños, y los pasillos siempre invadidos de gente curiosa en busca de novedades. (Abstenerse gente que se agobia con facilidad), un lugar perfecto para la caña de media tarde o incluso para iniciar una afición muy sana al vino. Vendedores de toda clase, embutidos, panaderos, pescados frescos cocinados al momento, tapas de autor, quesos, caviar, ostras, licores y tiendas de productos típicos madrileños, para que no te vayas sin tu recuerdo en la maleta. Lo mejor de este sitio es el ambiente multicultural que llega a juntar, en una misma mesa puedes observar una pareja japonesa claramente de vacaciones y por primera vez en España, una familia Gallega que se acerca a la capital y un grupo de jóvenes que salen de trabajar y hacen la paradita de turno. Todos unidos en la misma mesa por la comida y la diversión.
Si llegada la noche aún te queda hambre y valor para seguir, las luces se encienden y las terrazas se llenan de opciones para ti. Te recomiendo la zona de los teatros, no falta el buen ambiente y el bullicio, que siempre son buena señal. Si te has venido con cartera generosa y no andas apurado por el presupuesto, no dejes pasar la oportunidad de visitar a algunos de los cocineros que acoge esta ciudad. Algunos te harán desplazarte un poco más allá de lo planeado, pero te aseguro que merece la pena. DiverXo de David Muñoz, El Club Allard de María Marte, La Terraza Del Casino de Paco Roncero, Ramón Freixa, Punto MX de Roberto Ruíz o Kabuki de Esteban Murata son clarísimos aciertos, para terminar nuestro día gastronómico con un final de estrella que seguro perdurará en el recuerdo.
Si aún recelas de si Madrid ofrece un buen plan para satisfacer tus antojos más Foodie, no lo dudes y súbete al avión.
¿Aún no conoces Madrid?
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