El gobierno de China acaba de dar un paso decisivo en su estrategia para controlar la desinformación digital. Desde octubre de 2025, los influencers y creadores de contenido que aborden temas como medicina, derecho, educación o finanzas deberán acreditar formación académica o certificaciones oficiales en esas áreas. La medida, impulsada por la Administración del Ciberespacio de China (CAC), redefine los límites entre la divulgación digital y la comunicación profesional.