Hace 24 días | Por Andaui a yorokobu.es
Publicado hace 24 días por Andaui a yorokobu.es

Para ser un buen fotógrafo es necesario saber observar. Para ser un gran fotógrafo, además de esa cualidad, hay que convertir al espectador de tus fotografías en un voyeur absorto y encandilado por lo que mira, libre de culpa. Así es la fotografía de Elliot Erwitt, una combinación mágica de cotidianidad, humor e ironía, que, precisamente por eso, por invitarnos a participar como espectadores de un instante al que no hemos sido invitados, la hace aún más atractiva.