Hace 8 meses | Por Andaui a jotdown.es
Publicado hace 8 meses por Andaui a jotdown.es

«¡Enchiladas!, ¡tamales!, ¡chilaquiles!, ¡tacos!, ¡quesadillas!», vociferan arrastrando las sílabas los vendedores deambulantes, con un aceite que si miras hierve negro, primera señal potencialmente riesgosa para un estómago güero. Si miras invitan, «venga, güerita, mire, pruebe, compre», pero si bajas la mirada, y para ser todavía más chilangos, dejan de insistir, porque a ellos parece que no les importa nada.

Comentarios

Jesulisto

Me ha gustado, no sería capaz de meterme allí por mi cuenta pero tiene que ser toda una experiencia.