Hace 1 mes | Por oghaio a elpais.com
Publicado hace 1 mes por oghaio a elpais.com

Si México tuvo a su Chapo Guzmán y Colombia a su Pablo Escobar, España ha tenido a sus Charlines, su Laureano Oubiña o su Sito Miñanco. No una aristocracia criminal, pero sí una rutilante clase media. Los narcotraficantes forman parte de nuestro folklore nacional, son figuras familiares que gozan de un cierto arraigo. Eso explicaría lo bien que ha acabado cuajando en España ese genuino producto latinoamericano que son las narcoseries.

Comentarios

tul

#3 txarlines askatu!

tul

no seais tan malos con frijolito, se vio obligado a traficar con droga porque no le da el serrin para hacer otra cosa en la vida lol

devilinside

#1 Marcial Dorado, preso político, aurrerá, aurrerá

S

Al menos a mi juicio, si bien la serie de Pablo Escobar podría humanizarlo, entender al personaje, no pienso que glorifique de ninguna manera el crimen. Otra cosa es que como producto, alguien pueda sentir algún precio por su papel como "villano" como podría ser Darth Vader en ciencia ficción, alguna vez he visto repetida su frase, pero en ningún momento para mi eso ha justificado al personaje, ni lo ha convertido en algo admirable.