El problema es que aumentar la autonomía de las baterías supone un coste elevado que el ajustado ecosistema del sector no se puede permitir, después de una década de hipercompetencia para las telecos cuyas caídas de márgenes se han repercutido en toda la cadena de suministro, desde fabricantes a torreras. Telefónica dispone de una selección de emplazamientos -más de mil- en los que dispone de baterías reforzadas para hasta 8 horas, pero están soportadas por un contrato especial con el Gobierno -Defensa e Interior- que justifica el gasto.
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