Durante años, tras las sanciones estadounidenses, fue complicado imaginar a Huawei en lo más alto de la carrera de los móviles. Pero la compañía china tenía un plan a largo plazo basado en dos pilares fundamentales: lograr la autosuficiencia en hardware con sus propios chips y construir un ecosistema de software atractivo para que sus usuarios no echaran de menos a Android. Las últimas cifras y anuncios demuestran que ese plan no solo era real, sino que se está ejecutando a una velocidad pasmosa.