Cuando una startup nace, su primer objetivo es claro y evidente: mostrar públicamente su producto o contenido para que el mundo entere se maraville ante tamaña demostración de talento, innovación y ejecución empresarial. Sin embargo, hay veces que nos encontramos ante alguna rara avis que, más que mostrar su trabajo, prefiere hacer justo lo contrario. Y es precisamente lo que le sucede a 21, una compañía de Silicon Valley que, desde su nacimiento, viene rodeada de un incomprensible (y casi conspiranoico) halo de misterio.
Comentarios
Igualito que Compu-Global-Hyper-Mega-Net
¿Al lavado de dinero negro?
Puro humo, como el 80% de las gloriosas startups tesnolójicas.
El 15% se dedican a intentar vender acciones de productos gilipóllicos online que no le hacen ni puta falta a nadie y que no sirven para nada y del 5% restante que es útil para algo, el 4% no tiene forma de rentabilizar el gigantesco desembolso necesario en infraestructura y personal de ninguna manera que no sea jugando a la ruleta de la Bolsa.
Al final, queda ese 1% de empresas online que realmente tienen un producto viable y comercializable.
Bienvenidos a la nueva
burbujaera de la intenné y la tesnolojía, queridos amiguitos.