En nuevos experimentos con ordenadores, algoritmos de inteligencia artificial pueden decir cuál será el futuro de sistemas caóticos. Hace medio siglo, los pioneros de la teoría del caos descubrieron que el «efecto mariposa» hace que la predicción a largo plazo sea imposible. Incluso la menor perturbación que sufra un sistema complejo (el meteorológico, por ejemplo, o la economía, o casi lo que sea) puede poner en marcha una concatenación de sucesos que conduzca a un futuro radicalmente divergente...
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La ventaja de sistemas como las redes neuronales es que consiguen interpretar los datos de entrada para dar una respuesta de salida, sin que necesiten una regla, una ley física o un algoritmo para determinar esa respuesta. Sus respuestas se deben al simple entrenamiento y al humano que le dice que la respuesta es válida o errónea, mientras la entrena. Normal que sean eficientes en dar respuestas que los humanos no conseguimos racionalizar con reglas y leyes.