Hubo un tiempo en el había que esperar veinte minutos a que los estridentes sonidos que emitía una cinta de casete hicieran que, como por arte de magia, el televisor se convirtiera en una máquina recreativa. Los más afortunados y pudientes ya se manejaban con disquetes y cartuchos. Hubo un tiempo en el que las pantallas de ordenador sólo tenían como color un verde fósforo chillón. A lo sumo, ocho colores simultáneos. Hubo un tiempo en el que el 3D y el juego online eran, simplemente, una utopía inalcanzable.
Comentarios
Pues yo estoy enamorado de la moda juvenil.
Mmmm no puedo verla, mi filtro de contenidos AEDE me lo impide, que pena.
Jeje. Me pasa lo mismo.
Y es el periódico de mi tierra, La Línea, y no puedo, ni debo leerlo por la Red