Muchos ransomware están programados para no activarse en equipos con teclados rusos o ucranianos, como forma de evitar represalias legales en sus países de origen. En lugares como Rusia, las autoridades solo actúan si hay víctimas locales, por lo que los atacantes configuran sus virus para no afectar a compatriotas. Cambiar el idioma del sistema o instalar un teclado cirílico puede engañar al malware y evitar la infección, actuando como una especie de “vacuna”. Sin embargo, esto no garantiza protección contra todo tipo de amenazas.
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