Publicado hace 8 años por Ser_no_vil a noticiasdelaciencia.com

Imagina enfrentarte cara a cara a más de media tonelada de metal y estructuras compuestas, cajas electrónicas y paneles solares —un satélite no deseado—, y que después te entreguen un soplete y te pidan que lo derritas hasta que se vaporice. En la vida real, eso es exactamente lo que hace nuestra atmósfera con algunos satélites cuando sus misiones han terminado.