Hace 5 años | Por neog17 a muylinux.com
Publicado hace 5 años por neog17 a muylinux.com

Tras casi quince años de desarrollo ha sido anunciada la primera versión redonda -que no estable- del veterano gestor de particiones GParted, muy probablemente la aplicación más popular de su categoría en el escritorio Linux.

Comentarios

pkreuzt

Siguiendo la estela de otras aplicaciones del universo GNU, ahora empezaran a acelerar la numeración de versiones. Como los de Wine, que se tiraron 15 años en versiones 0.x y ahora ya van casi por la 5.

#2 #3 #4 Suele ir bien, pero en algunos casos no es todo lo útil que debería. Con las particiones LVM no se lleva demasiado bien, y en ese caso suelo recurrir al gnome-disks. Esta otra herramienta además está mejor integrada con el mecanismo de montaje/desmontaje de particiones del DE.

c

#7 Es LVM no son particiones. Son volúmenes lógicos que no tienen nada que ver.

lvchange
lvcreate
lvremove
lvresize
vgcreate...

son tus amigos.

alexwing

Pues a este paso para la versión 2.0 estaremos todos criando malvas.

Catacroc

La navaja suiza de los discos duros.

D

#15
Te recomiendo que te dejes de chorreces y crezcas en lo personal. Admite tus errores, no pasa nada. Es bueno hacerlo. Lee la información que hay, aprende la filosofía. El conocimiento es poder.

D

Edit.

v

#5 Creer que el usuario común diferenciaría el Kernel del entorno de aplicaciones es vuestro error, no el nuestro.
De hecho, os recomiendo la siguiente historia, que habla de lo que pasa cuando creadores que intentan hacer el bien se divorcian de sus consumidores.
NOTA: Todos los hechos relatados son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es puramente casual.

Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano vivía Juan, el costurero. Juan se dedicaba a fabricar sudareras y, aunque había tenido altibajos, su producto había logrado imponerse en un mercado nuevo y emergente. Pero negras nubes se cernían sobre él, porque un día, en la puerta de junto, decidió instalarse Pedro, el costurero, también para fabricar sudareras. Peor aún: Pedro era un idealista, que creía en el derecho de todo el mundo para vestir e iba a ofrecer su producto al menor precio posible.
Alertado por la situación, Juan habló con los fabricantes de telas. No podía hacer que no le vendieran a Pedro, pero sí que le ocultaran ciertos detalles de sus catálogos. Y así llegó el día en que Pedro presentó su primer producto: Estaba mal cosido, mal cortado, no respetaba las normas de talles, el gusto de Pedro por los estampados (Frases de texto en ese entonces) y colores (¿Qué colores?) dejaba mucho que desear y encima la tela se encogía al lavar. Solo que ésto último todos sabían que se debía a la presión de Juan sobre los fabricantes de telas.
Si bien la imagen de Juan cayó por ese motivo, respiró aliviado: Ahora sus clientes tenían un producto comparativo, cuyas deficiencias revalorizaban enormemente el producto que él ofrecía. Pero sabía que era una coyuntura temporal: Pedro superaría esos obstáculos eventualmente. Así que Juan salió a buscar nuevos mercados, previendo futuras caídas en sus ventas.
Mientas tanto, muchos costureros decidieron unirse a la causa de Pedro. Ellos también pensaban que todo el mundo tenía derecho a vestir y las sudareras debían ser libres. Más o menos se organizaron y cada uno se puso a trabajar. Un costurero diseñó una nueva manga izquierda, otro costurero una nueva manga derecha. Un tercero rehizo los cuellos. Al ir a mostrárselos a Pedro, se encontraron con siete u ocho otras mangas y cuellos, de otros costureros. Para no pelearse, dejaron que la comunidad eligiera cual le parecía mejor y se pusieron a coser. Las piezas encajaban con dificultad, pero con fruncir un poco allá y aflojar un poco acá, el resultado seguía siendo una sudarera... más o menos.
No conforme con el producto, un costurero decidió organizarse bajo un precepto: Las sudareras debían ser para seres humanos. La nueva idea fue bien recibida por los consumidores. Los problemas de la tela que encogía se fueron solventando poco a poco, al menos para los géneros más comunes. Sin embargo, un conflicto entre costureros y consumidores comenzó a aflorar: Las sudareras seguían estando mal cortadas. Se debía a los moldes originales de Pedro, pero los costureros respondían las sudareras seguían funcionando como sudarera. Con que quien la usara llevara un poco el hombro derecho hacia abajo y adelante y el el izquierdo un poco arriba y hacia afuera, mientras se introducía un alfiler curvado de una forma precisa en el doblez del sobaco derecho (Donde “sudo” y por cierto tarea “muy simple” para un costurero), ya quedaba bien. No había problema.
Donde sí estaba el problema era en los estampados. Para algunos costureros debía predominar el diseño tribal. Otros preferían el psicodélico. Otros el minimalismo. Otros el barroco. En todo caso, se aplaudía que hubiera mucho para elegir. Algunos diseños de uso común se volvieron permanentes y otros costureros diseñaban los suyos para que encajaran con aquellos. Pero en ocasiones el costurero original decidía hacer pequeños cambios y mejoras, por lo que los otros diseñadores debían adaptar los suyos con frecuencia. Peor aún: A veces un diseño encajaba con otro que un tercero ya no, y se quería tener los tres diseños en conjunto, pero no se podía. El diseñador del tercer diseño ahora se dedicaba a otra cosa y ya no iba a modificarlo, por lo que las soluciones eran: Resignarse y desecharlo, debiendo ser remplazado por otra cosa, o tijeretazo amigo y que cupiera... algo rústico pero funcional.
A todo esto Juan había incursionado en algo nuevo: Indumentaria deportiva. Había montones de tipos de telas nuevas para éste mercado y Juan había sabido adaptar sus diseños a ellas. Pero las sudareras de Pedro, aún armadas sobre dichas telas, no servían para hacer deporte. Ésto se convirtió en la nueva queja recurrente de los consumidores (ya resignados a que el mal cortado era así y punto). De a poco, los fabricantes decidieron ir apiadándose de ellos, y ofrecieron soluciones a los problemas de encogimiento y rendimiento. Los consumidores exclamaron un largo "Al fíiin". Pero muchos costureros estaban ofendidísimos. Era venderse al yugo del mercado capitalista. Todo lo contrario a los ideales de la sudarera libre.
Juan, que había seguido mirando a Pedro de reojo todo este tiempo, y no solo sus previsiones de la caída de su mercado nunca se habían materializado, sino que había seguido disfrutando de un producto comparativo, un día decidió ir a visitarlo y le dijo: "Mirá... hay algo que hace mucho que quiero decirte... pero la verdad es que por nuestras anteriores disputas no me animaba... y es que... te quiero... sos mi mejor amigo. Voy a colaborar con lo que vos hacés."

estemenda

EDIT

NoEresTuSoyYo

17 años usando Linux y jamás he tenido que usarlo.

c

Yo soy más de gfdisk y fdisk....

Treal

Un imprescindible!

C

Irrelevantisima, pero no la votaré negativo porque creo en la variedad de noticias y la diversidad de la comunidad.

Andresanchez_

Es lo primero que instalado si veo que la distribución no la lleva.