Publicado hace 12 años por campomojao a latribunadeciudadreal.es

Eran las 10:30 horas cuando Mari, la dueña de la joyería La onza de oro levantaba la persiana del establecimiento, enclavado en el corazón de Villarrubia de los Ojos, a unos cien metros del Ayuntamiento, donde la Policía Local tiene sus dependencias. En la misma acera, unas puertas más arriba se encuentran la oficina de Caja Madrid, una floristería, una peluquería y un colegio de religiosas y una papelería, coronando la calle la iglesia de la Asunción del siglo XVII.

Comentarios

Jorge_Monzonís

Por desgracia, esto es algo que ocurre a menudo en joyerías.