Un estudio coordinado por Yolanda Sanz, investigadora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (CSIC) de Valencia, sostiene que al suministrar bacterias probióticas a bebés y a sus madres con un historial familiar de afecciones alérgicas se reduce la aparición de eccemas o dermatitis atópica, un trastorno crónico de la piel caracterizado por erupciones pruriginosas y escamosas.