Hace 10 años | Por bruster a eldiario.es
Publicado hace 10 años por bruster a eldiario.es

Nadie se atrevía a denunciar que el Ejército peruano estaba haciendo desaparecer a miles de jóvenes en las zonas más pobres del país. Hasta que llegó Mamá Angélica.No cesó de buscar a su hijo.Con sus compañeras Teodosia, Antonia y Adelina, se metía en los lugares más sórdidos de Ayacucho, donde de vez en cuando aparecían cadáveres en los vertederos de la ciudad. Los militares las amenazaban constantemente: –¡Vieja de mierda! ¡Sal de ahí o te disparamos! –le gritó uno a Mamá Angélica–. Un comandante se acercó y le pidió que se[...]

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"–¡Vieja de mierda! ¡Sal de ahí o te disparamos! –le gritó uno a Mamá Angélica–. Un comandante se acercó y le pidió que se retirara. Los otros la amenazaban, le decían que la bala que la mataría valía más que su vida.

–¿Cuánto vale una bala? Te pago el precio de esa bala para que me mates, pero primero hazme ver a mi hijo y luego me iré feliz de este mundo –retó Mendoza a un soldado–. Nadie disparó.
"

Hay que tener narices cuando se dice esto a un asesino con arma...