El calibrador buscaba localizar las imperfecciones y corregirlas, plasmando la obsesión del esteticista por el análisis de los defectos físicos de una mujer. “Conoce al milímetro la belleza” era su mantra. El dispositivo, parecido a una máscara de portero de hockey, se colocaba sobre la cabeza y la cara con unas bandas metálicas flexibles, que se adaptaban perfectamente a las diversas características del rostro. Estas tiras eran sujetas por tornillos de fijación, permitiendo 325 posibles ajustes.
Comentarios
Se parece a uno de los aparatejos diseñado por Walter Bishop de Fringe
Parece Hellraiser ... que miedo