Hace 12 años | Por --80001-- a jotdown.es
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Pasaban los Auriol, los Kankkunen, los McRae, los Makinen… pero él seguía ahí, siempre al acecho, el zarpazo preparado para dejar su huella. Corría 1998 y Sainz cerraba el círculo volviendo a casa, a Toyota, que le había preparado un Corolla tan competitivo que llegó Montecarlo y el madrileño ganó, colocándose como primer líder del mundial, posición que reafirmaría después de quedar segundo en Suecia y Portugal mientras su gran rival, Tommi Makinen, se retiraba en tres de los cuatro primeros rallies.