Hace 13 años | Por Patxi_ a escolar.net
Publicado hace 13 años por Patxi_ a escolar.net

La primera premisa –nos referimos a la del supuesto amor a nuestros hijos- es tan fácil de refutar que incluso sonroja por sabida: no abundaremos, pues, en ello; es suficiente con decir que sin duda se trata del mismo amor que uno de sus antecesores decía profesar por los judíos a la vez que se negaba rotundamente a excomulgar a Hitler, o del que mostraban los inquisidores hacia los pobres reos mientras ardían en la hoguera diciéndoles la clásica frase “a mí me duele más que a ti”… No, Sr. Ratzinger, gracias: amores como estos no los queremos..