La red ha abierto nuevas rutas para canalizar las protestas ciudadanas. Su poder es ya incontestable pero por esa capacidad de influencia se expone a los mismos peligros que cualquier otro movimiento social. ¿Hasta qué punto podrá mantener la red esa 'rebeldía independiente' y permanecer firme y alejada de una manipulación empresarial o partidista? Quizá en algunos casos, la pregunta llegue ya demasiado tarde.