El estrógeno es un elixir para el cerebro, mejora el rendimiento mental en animales y humanos y resulta una promesa como tratamiento para los trastornos cerebrales, tales como la enfermedad de Alzheimer y la esquizofrenia. El objetivo de la terapia con estrógeno a largo plazo era habitualmente recetado a mujeres menopáusicas, pero ahora es bastante polémico, debido a que aumenta el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.