Publicado hace 14 años por --109791-- a noticias.lainformacion.com

A pocos kilómetros de Palermo, una cooperativa explota un terreno confiscado a la mafia. Un grupo de jóvenes liderados por un combativo sacerdote producen vino, aceite, pasta… “en una tierra libre”. Allí las señales de tráfico están llenas de agujeros de bala. Para un mafioso de alto nivel, la confiscación de las propiedades es peor que la pérdida de la libertad

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pasar una época en la cárcel puede ser un signo de prestigio, algo de lo cual fanfarronear, mientras que la confiscación de tierras es el peor de los castigos. Cuando la gente del pueblo comienza a trabajar esos campos y a ganar dinero limpio, es una señal inequívoca que el poder feudal del mafioso ha llegado a su fin.

acojonante estar todavia con cosas como esas.