Nuestra repulsión hacia el consumo de un determinado animal viene dado por nuestra cultura y costumbre. Utilizar animales (exóticos para nosotros) para su consumo es algo que podremos encontrarnos en multitud de sitios, algunos hasta bastante cerca. Aunque la entrada deriva de una serie de cuatro partes, puede ser considerada independientemente como una curiosa lista de "comidas extrañas" en distintos puntos del planeta.
En París me tropecé con una carnicería especializada en carne de caballo Y en Barcelona, y en Madrid y en Sevilla te vas a tropezar con carnicerias con carne de caballo.
Muy de acuerdo con las impresiones del autor. Todavía me acuerdo de la reacción de unos amigos (catalanes, como yo) hace años cuando les dije que quería probar el sushi. "¡Qué asco, pescado crudo!", me dijeron. "?Y la esqueixada qué?", les solté. Y las caras fueron buenísimas, porque n ise había parado a pensarlo.
Y de nuestra costumbre de comer caracoles a la plancha o en salsa ni hablemos, que es el terror de los turistas. Y ni se os ocurra darles a probar los callos y demás tapas de casquería a vuestros amigos extranjeros, que la cosa puede acabar en los tribunales.
Y es que es eso, lo habitual en un sitio es asqueroso en otros (hace poco me enteré por aquí que los americanos no comen conejo, por ejemplo), y no hay otra razón para ello que la costumbre. Y pocas hay más arbitrarias e inmovilistas que esta.
Comentarios
En París me tropecé con una carnicería especializada en carne de caballo Y en Barcelona, y en Madrid y en Sevilla te vas a tropezar con carnicerias con carne de caballo.
Por cierto este mochilero no ha comido aquí: http://lnk.ly/2v05
Muy de acuerdo con las impresiones del autor. Todavía me acuerdo de la reacción de unos amigos (catalanes, como yo) hace años cuando les dije que quería probar el sushi. "¡Qué asco, pescado crudo!", me dijeron. "?Y la esqueixada qué?", les solté. Y las caras fueron buenísimas, porque n ise había parado a pensarlo.
Y de nuestra costumbre de comer caracoles a la plancha o en salsa ni hablemos, que es el terror de los turistas. Y ni se os ocurra darles a probar los callos y demás tapas de casquería a vuestros amigos extranjeros, que la cosa puede acabar en los tribunales.
Y es que es eso, lo habitual en un sitio es asqueroso en otros (hace poco me enteré por aquí que los americanos no comen conejo, por ejemplo), y no hay otra razón para ello que la costumbre. Y pocas hay más arbitrarias e inmovilistas que esta.