La amnistía fiscal tiene un origen defectuoso. En vez de ser un producto legal de las Cortes Generales, nació del interior de un Decreto-ley, esto es, fue una decisión gubernamental difícilmente justificable. Entre otras cosas porque ese Decreto altera las consecuencias previstas en el Código Penal para la exención de la responsabilidad en los delitos tributarios –la “regularización” espontánea como excusa absolutoria-, que es una materia reservada constitucionalmente a una Ley Orgánica. Lo que mal empieza mal acaba.
Comentarios
"Lo que no ofrece duda es que los costes pagados respecto al deterioro del sistema democrático habrán sido mucho más elevados e inaceptables que los de orden económico."
Estos, en poco tiempo van a destrozar el estado del bienestar y muchos valores democráticos.
Cristobalito Montoro, Míster Amnistía, de nuevo mete la gamba.