Estoy deseando que los americanos den el visto bueno a los terrenos y construyan Las Vegas en Madrid. Yo preferiría Alcorcón, que me pilla más cerca, pero si al final la megaestructura cae en Valdecarros, pues tampoco pasa nada. Lo voy a sentir por la Cañada Real, que será fundida en un abrir y cerrar de ojos. Tantos años penando en el barro, tantas redadas y tanto follón, para desaparecer por las exigencias de un multimillonario que tiene loquita con su acerbo empresarial a la Lideresa
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Grande Grace