La decisión de la Xunta de Galicia y Junta de Andalucía de volver a cubrir los últimos hallazgos arqueológicos en Vigo y en Málaga a la espera de los respectivos planes de actuación abren el debate sobre la conveniencia de preservar los yacimientos abandonados a su suerte, enterrándolos nuevamente a la espera de tiempos mejores.