Llevan sotana cuando hay que oficiar misa, pero se visten sin boato para salir a la calle y entran al trapo de cualquier tema aparentemente profano. Son sacerdotes, pero de una pasta especial, curtida en mil batallas y acostumbrada a mirar cara a cara a la miseria. Los curas de barrio, de la tradición obrera, siguen dando guerra en este siglo y asoman donde se extiende la pobreza, en zonas afectadas por la enfermedad, en casas de ayuda y, por supuesto, en Málaga, donde existe una buena representación de su esforzada estirpe.
Comentarios
relacionada: Arizmendiarrieta, fundador del Grupo Cooperativo de Mondragón, está un poco más cerca de ser santo
Arizmendiarrieta, fundador del Grupo Cooperativo d...
deia.com