Publicado hace 13 años por --158819-- a jesusgomez.lainsignia.org

Casi no se recuerda la última vez que un escritor se subió a un estrado de alguna relevancia para sacarle los colores a un presidente, un ministro, un rey, un banquero. Digo un escritor porque, en nuestra cultura, su papel no estaba necesariamente limitado a la expresión de su obra ni condenado necesariamente a la máscara del vendehúmos; también podía representar un papel político en la política pública y hacerlo, incluso, desde la transgresión. Hay un buen motivo para ello: que la política y la literatura utilizan el mismo instrumento...