Se suele entender el espíritu crítico en aras de la juventud, se nos está permitido. A veces se nos tacha de locos, aguafiestas o frustrados cuando la crítica no es compartida por una mayoría envenenada por el discurso dominante. Así funciona. Sin embargo, a medida que voy caminando entre las paredes de esta Universidad presiento que hemos tocado fondo, y así nos va.