Hace 13 años | Por nofret a pascualserrano.net
Publicado hace 13 años por nofret a pascualserrano.net

En los regímenes dictatoriales, los déspotas, con su ejército, sus policías y sus jueces silencian a las colectivos sociales díscolos, relegan al silencio a los intelectuales honestos que les critican y no permiten que tomen la palabra los miles de ciudadanos que se enfrentan al poder. Por su parte, desde el poder dictatorial no dejan de afirmar que quienes le critican son una minoría, que recurren a la violencia y quieren subvertir el orden. Es curioso, pero precisamente todo eso, en nuestros regímenes supuestamente democráticos es la función

Comentarios

nofret

Algún día se pensó que los medios iban a ser el cuarto poder, es decir, ese poder ciudadano que vigilaría a los otros tres, ejecutivo, legislativo y judicial. Hemos comprobado que en este sistema que ellos llaman democracia estos tres poderes ni nos representan ni son legítimos porque sus decisiones no tienen ninguna relación ni con las promesas con las que se auparon ni con los deseos de los ciudadanos. Pero peor todavía es lo del cuarto poder que los iba a vigilar. Si los tres primeros se han puesto al servicio de los mercados, el cuarto directamente es mercado. El vigilante se ha convertido en la fuerza de choque del mercado, en los fundamentalistas del régimen que está estrangulando la democracia. Y se han convertido en eso porque no son ni siquiera empresarios de la comunicación, sus dueños son emporios empresariales con acciones e intereses en todos los sectores, desde multinacionales de las telecomunicaciones que controlan las vías de difusión de la información hasta grupos bancarios imprescindibles para la financiación. Y su viabilidad depende de grandes anunciantes del tipo de empresas de hidrocarburos, automovilísticas, grandes almacenes. Estos medios no son ningún cuarto poder, son el poder del dinero.