Ocurrió el sábado, a las once menos cuarto de la mañana. Asier, un joven vigilante de la OTA, se encontraba en la calle Podavines, a la altura del número 6, cuando escuchó una detonación. «Me pareció que era un disparo o el lanzamiento de un cohete y según lo pensaba, no habrían pasado unas milésimas de segundo, noté un impacto en el tobillo», explicó ayer el agente.
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¿Con una carabina de terelefono?
será alguien de su propia mafia