Hace 15 años | Por tollendo a alpoma.net
Publicado hace 15 años por tollendo a alpoma.net

No hay que ser chapucero, pero ser muy perfeccionista, al parecer, tampoco es muy bueno. Paul Dukas fue considerado un excelso artesano de la composición, que fue maestro de genios como Messiaen y que, además, fue impecable escritor y crítico musical, decidió quemar gran parte de su obra, en su mayoría inédita, poco antes de morir. Consideraba Dukas que su producción, salvo las escasas obras que han llegado a nuestros días, merecía desaparecer para siempre porque no era digna. Su espíritu de perfección nos ha privado de muchas de sus obras.

Comentarios

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Fue su potestad. Al menos nadie se las quemó. ¿Tomaremos ejemplo los mediocres?