Publicado hace 10 años por --136875-- a confabulario.eluniversal.com.mx

De nada sirven lamentos, ni exasperación, ni enojo: es parte de la humana condición que el cuerpo despida emanaciones odoríferas, y no siempre agradables. Montaigne, en un breve ensayo sobre el olor corporal, dice que a pesar de ser fama que algunos, como Alejandro Magno, despedían un sudor de agradable aroma, tan intenso que dejaba perfumadas sus camisas, “el modo común del cuerpo es al contrario, y la mejor condición que puede tener es estar exento de todo olor”. En esto coincidía con el sentir de Plauto, quien en su comedia Mostellaria...

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A todo el mundo le apesta la mierda que caga los demás, menos la propia.