Hace 16 años | Por timbaler2008 a elpais.com
Publicado hace 16 años por timbaler2008 a elpais.com

Cuando Radovan Karadzic se ocultaba bajo las barbas blancas de Dragan Dabic y le asaltaba la nostalgia, lo tenía muy fácil. En este pequeño local, rodeado de gente que idolatraba al Karadzic fanático y guerrero, se sentaba frente a una gran foto suya y a veces incluso tocaba el gusla, un instrumento medieval muy vinculado a la tradición serbia

Comentarios

D

Como Juan Palomo: pero envez de "yo me lo guiso, yo me lo como"... "yo me los gaseo, yo los extermino".

g

Parece q el Gobierno Serbio sabía muy bién donde estaba y a q se dedicaba... la pregunta es pq no lo detuvieron antes?