Hace 11 años | Por opcional a diariodevurgos.com
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Administrador de justicia, ejecutor de sentencias, son algunos de los eufemismos que a lo largo de la historia se han utilizado para definir una de las profesiones más siniestras que jamás hayan existido: la de verdugo. En este lóbrego oficio destacó durante casi medio siglo la figura del verdugo de la Audiencia de Burgos, Gregorio Mayoral Sendino, quien desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo anterior ejerció su actividad con “hábil maestría” a juicio de sus contemporáneos.