Ni Darío Villanueva ni José Manuel Blecua, los dos académicos más votados, han alcanzado la mayoría absoluta necesaria en la primera votación para elegir al nuevo director de la Real Academia Española. El recuento final ha quedado así: quince votos para Blecua, trece para Villanueva, uno para José Antonio Pascual y tres en blanco. José María Merino, vicesecretario de la Academia ha restado importancia al aplazamiento admitiendo que «indica interés por los académicos en que exista un debate por el nuevo director».
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La RAE es un club social para que Anson, Pérez-Reverte, Marías, Cebrián y otros pollos se tomen tapitas y copichuelas.
Deberían demoler esta institución. Es anacrónica y atenta contra el desarrollo de la lengua. A los hablantes no nos sirve para nada. Hay gramáticos, lexicógrafos, ortógrafos y lingüistas computacionales que producen obras y recursos muy superiores a las de la RAE, más honestas, rigurosas y útiles, con muchísimo menos dinero o con su solo esfuerzo. Ya estamos hartos de sufragar el privilegio de esta gente. Del erario público se llevan unos siete millones de euros al año.
Contrariamente a lo que dicen los medios en relación con esta noticia, las academias no pintan nada en EE.UU. y no tienen especialistas, dinamismo y estructura para potenciar el español en la red. Más bien absorben recursos públicos que se escatiman a las universidadesy a organismos que sí podrían trabajar bien en el segundo campo y que se quedan a dos velas.