Hace 16 años | Por meneameadicto a jesusencinar.com
Publicado hace 16 años por meneameadicto a jesusencinar.com

Los periódicos andan estos días escandalizados con el caso del dentífrico falsificado que contiene una sustancia tóxica y ha sido distribuido en hospitales. Ahora que hay tortas con la propiedad intelectual, los derechos de autor, las patentes, el software libre, los medicamentos genéricos o la defensa del plagio, de la nada surge una historia que mezcla la falsificación de productos y la protección del consumidor, exponiendo el lado más feo del abuso de propiedad intelectual.

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Partiendo de la base de que los consumidores en la cadena comercial son el eslabón más débil, se me ocurren muchas cosas sobre este tema, pero sobre las multinacionales farmaceúticas se me ocurren las siguientes. ¿Cómo puede ser que a los países subdesarrollados lleguen los medicamentos contra el SIDA a un precio superior a la renta per capita anual, cuando ya están más que rentabilizados en las ventas de otros países?, ¿cómo puede ser que no investiguen medicamentos porque no le son rentables puesto que la población enferma no es estadisticamente importante?, ¿cómo puede ser que los medicamentos para una enfermedad que sufre un tercio de la población española sigan costando lo que costaban hace 10 años ahora que ya están rentabilizados y que supongan más que lo que puede costar una compra semanal en un supermercado?.

Existe un abismo importante entre el costo de la producción y el precio venta al público. Los visitadores médicos se las ingenian para que se vendan sus productos (a veces a cualquier precio), y me temo que con la llegada de la receta electrónica (en Madrid la base de datos será gestionada por una empresa francesa) se podrán personalizar aún más esa presión a las ventas, puesto que dispondrán de la distribución exacta por paciente y enfermedad.

Aparéntemente hacen un bien a la sociedad, al consumidor, pero de la propia enfermedad que tratan de curar o aliviar sacan un beneficio en algunos casos inmoral.

No conozco a ninguna empresa que sea hermanita de la caridad, y menos las multinacionales que además de las ventas del producto final, tienen también especial interés en las materias primas, en el petróleo etc etc.. lo que más me asquea es que juegan con la salud de las personas.

Otro día hablamos de las marcas que tienen una segunda marca para sacar productos inferiores a menor precio, de cómo se hace la compra de las materias primas, de como los intermediarios suben el coste total, etc etc...

¿Cómo puede ser que una empresa compre un producto falsificado que contiene una sustancia tóxica, no están obligados a hacer un control de calidad?, máximo beneficio con mínima inversión y luego cerramos la empresa y nos vamos a otro país.