Hace 13 años | Por --136875-- a cadenaser.com
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Ese imperativo que pone título al libro suponía, en la mayoría de los casos, una invitación al pánico para el niño o la niña que lo recibía. Elguero define ese encerado com podio y patíbulo, "podio del estudioso que, delante de la clase resolvía la ecuación o el logaritmo y patíbulo del resto que, tiza en mano, se quedaba mirando a la pizarra, frente a sus compañeros y conocedor de su ignorancia". Lo malo, señala Juan Luis Cano, es que "una actuación desafortunada en ese escenario podía suponer recibir un lanzamiento, casi siempre atinado...