En Bulgaria todavía se recuerda la trágica muerte de Nadia Dunkin, que fue encarcelada en el campo de concentración comunista de Lovech precisamente por "vestirse de manera moderna y capitalista". Ella misma nunca se explicó por qué acabó de aquella manera, sin juicio, sin condena, sin una acusación. Incluso, un vigilante del campo le llegó a reconocer que no sabía qué hacía allí...
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La memoria histórica es importante, pero para los fachas de esclavitud digital solo en el extranjero.