Hay quienes precisan pensar contra alguien para saber qué pensar. Sin esa referencia, estarían perdidos. No dejar resquicios para la palabra del otro, incluso ser beligerante, se valoraría como expresión de firmeza, de contundencia, de claridad de ideas, de determinación. Y nada de dudas, ni de titubeos. En caso de encontrarse en alguna tesitura incierta o de no hallar qué postura hacer valer, la garantía de no equivocarse radicaría simplemente en oponerse, en no estar de acuerdo. ... Y parecemos preferir estar en contra que encontrarnos.
Comentarios
De tanto escuchar descalificaciones, enfrentamientos, descalificaciones ... creo que nos está pasando esto :
Un cierto cansancio obstruye la escucha colectiva, cuando la palabra se limita a ignorar el decir ajeno.