Hace 100.000 años, la evolución humana llegó a un cuello de botella misterioso: nuestros antepasados se habían reducido a entre cinco y diez mil individuos localizados en África. Con el tiempo, los seres humanos que emergieron de esta población, ampliaron considerablemente su número y variedad, sustituyendo a sus parientes evolutivos, como los neandertales.