Continuamos en la épica aventura en tierras francesas, adentrándonos en la capital y con un claro objetivo: la estación de metro fantasma. Dicha estación no llego a inaugurarse y permaneció oculta y en silencio hasta que grafiteros y vándalos accedieron a su interior.La reacción fue contundente, se rellenó literalmente con toneladas de tierra, asomando al exterior únicamente las escaleras y la cabina del ascensor.La única opción para acceder,era descolgarnos por el angosto espacio entre la cabina y el hueco delascensor,utilizando el cableado..