“Tenía un pelaje sedoso que me atraía mucho y una mirada francamente sensual: era realmente única”, explica sin rubor el científico, que convivió con el animal en el Instituto Roslin de Edimburgo “en los años más felices de mi vida”. Wilmut reconoce que, como científico y como hombre, la ambición guía sus actos “y tras mi primer encuentro con ella quise más compañeras que fueran exactamente iguales”.
Comentarios
Hombre, eso lo queremos todos, pero sale muy caro.
#1 las hay que cobran por tiempo así que te saldría tirado de precio
#4 Ojo, que a veces lo barato sale caro
Mira, nos falta un@expertoclonador
Seguro que los jerseys saldrían idénticamente calentitos y horteras...